Manuel Cervantes, la construcción del diseño

¿Para qué hacemos las cosas?. La finalidad de habitar un espacio nos mueve siempre a diseñar, sumar al entorno le da sentido al “para qué” de las cosas. Manuel Cervantes

La construcción del diseño, Manuel Cervantes

Manuel Cervantes reflexiona acerca de «La construcción del diseño» para su propia monografía TC Cuadernos 150, Manuel Cervantes Estudio. Arquitectura 2011-2021. A continuación os facilitamos el texto publicado, obra del arquitecto mexicano.

La construcción del diseño, Manuel Cervantes.

Al inicio de cada proyecto, se plantea la pregunta ¿para qué hacemos las cosas?, es este cuestionamiento el que propone imaginar la dirección que debe tomar un diseño arquitectónico, es el motor de esfuerzos que se deben implementar en cada proceso del diseño, desde el cliente como cada uno de los involucrados en el desarrollo; es una idea que permite tener una serie de metas más específicas que solo el ¿por qué las cosas?, sin embargo, entrando en materia e imaginando cómo edificar un proyecto, sí debemos plantear el cómo y el por qué como una metodología pragmática.

La finalidad de habitar un espacio o una ciudad nos mueve siempre a diseñar, sumar al entorno le da sentido al “para qué” de las cosas; cuando comienzo a dibujar la arquitectura aparecen las herramientas técnicas acordes a un sitio, una sociedad y su economía, así como la cultura que envuelve un lugar. Es en este momento donde comienza el enfoque, motivo de estas líneas, el momento donde la constructividad de las cosas toma fuerza recordando a Semper y su idea sobre la estereotomía o tectónica de los edificios planteando caminos para construir de la mano de un equipo multidisciplinario que dará forma y realidad a nuestros proyectos.

Teniendo en cuenta todas las consideraciones que se presentan en el territorio ajeno más que en el propio, imaginamos el sumar toda esa experiencia ajena y propia previendo situaciones futuras a la hora de construir; tratamos de traer al presente todo aquello que el futuro podría moldear para nuestros proyectos, sumamos actores en el proceso que de manera conjunta pueden dar sentido formal a los diseños y con esto no perdernos en la incertidumbre de cuestionamientos futuros durante el proceso de la construcción. Son edificios diseñados por un equipo, pero materializados por terceros, esto es algo que nunca se debe olvidar; aquí aparecen aquellas insistencias en la repetición de un sistema o la geometría de otro, las superposiciones de materiales y sistemas, elementos simples que en su repetición crean espacios, cierta idea de honestidad en el proceso constructivo y en los materiales se plantea la atmósfera; es también este momento cuando la idea de tener todo aquello que la técnica nos provee, debemos soltar la rigidez de lo práctico y explorar cuestiones quizás más fenomenológicas, de toda aquella técnica y lógica puede nacer la poesía y belleza de lo estético, son cuestiones que en conjunto suman creando y entendiendo que por separado podrían perder fuerza.

Es de esta forma que comienza la narrativa de una idea, imaginar aquella corteza que se crea dispuesta entre todo aquello que coexiste en el arriba y todo lo que abajo nos espera, una “córtex” como espacio habitable presionada y moldeada por las fuerzas superiores e inferiores, un subsuelo y una atmósfera, un positivo y negativo, un habitar entre el cielo y el suelo. Comenzando entonces con la idea de esculpir la topografía del lugar, creando así posibilidades espaciales y situaciones arquitectónicas, negativos que producen momentos y recorridos, o simplemente el gesto de crear un paisaje; el paisaje construido que sumándose al que existe de manera natural dota al proyecto de un aterrizaje o enraizado físico que debe ir de la mano de uno cultural, ese suelo tiene una parte física y otra intangible, ambas dan sentido a cada material y solución para la arquitectura que viene sobre este terreno; este perfil tiene debajo estratos que contienen sus propias historias, momentos físicos o situaciones preexistentes que albergan restricciones y amenazas, mucho de esta ha moldeado nuestros códigos de construcción, por lo que entender estos horizontes del suelo, nos es una fuente de entendimiento e inspiración para lo que viene.

Imaginando, podemos cruzar entre puntos para unir paisajes; podemos plantear volar desafiando la gravedad, en este momento, es tiempo de visualizar lo que pisamos y cómo caminamos, es pensar en la experiencia del andar sobre el paisaje, construir sobre un contexto.

Hemos visualizado los motivos, las raíces físicas y aquellas intangibles, siendo las segundas con las que debemos tener cuidado si queremos ser afines a un sitio, un sitio propio o aquél recién descubierto al que uno viaja queriendo respetar y valorar; hemos evitado la tabula rasa para dar un primer paso desde un origen sólido; en seguida toca construir, edificar y materializar un espacio, aquel sistema constructivo que creará un vacío habitable y en nuestro entender logrará adecuarse a una economía, un sitio y una cultura; estos tres puntos hacen específico el asunto, haciendo prácticamente imposible replicarlo en una situación distinta ¿por qué? Porque cada momento que contiene estas situaciones es diferente; no sería igual la montaña boscosa de México que un lago en Bavaria, es distinta la Ciudad de México a la de Kalba en los Emiratos Árabes, incluso dentro de la Ciudad de México existen un sin número de situaciones distintas.

Para levantar un muro u una columna, nos gusta imaginar no solo la tectónica sino la sensación que creará el tocarlos, rodearlos, verlos e incluso olerlos, pues la madera nos recuerda al bosque y el acero más a la ciudad, la tierra al campo y el tabique a un pueblo; sin embargo, todos estos materiales son actores de una película que viviremos más adelante, un montaje de escena para celebrar la vida. Aparece de nuevo la idea de la corteza que habitaremos, el espacio para crear momento y recuerdos, el lugar que nos va a relacionar con su contexto, un hogar o lugar de trabajo; podremos estar mirando un campo ecuestre o transbordando en una terminal o solamente en una plaza pública, un jardín; espacios cerrados, abiertos, de transición o efímeros, dentro de esta idea relacionándonos con lo que visualizábamos en un principio, nos cuestionamos el arriba y comenzamos de nuevo a entender todo un mundo de cuestiones.

El cielo ( del latín caelum, de caelum tangi: ser tocado- herido por el rayo ) se define comúnmente como aquello que rodea nuestro horizonte, la esfera celeste que es una bóveda imaginaria sobre la cual se distribuyen el sol y la luna y en la meteorología el lugar donde se suceden las nubes, la neblina, la lluvia y los truenos, convirtiéndose en ese “arriba” que debemos valorar, esa parte superior que contrapuesta con el subsuelo, que dará forma a la corteza, es la sumatoria de momentos y circunstancias que de manera nuevamente específica nos guían o dan inspiración para no solamente solucionar, sino aprovechar. El cielo no solamente nos afecta, también nos provee, recibimos energía y vida ( agua ) de él; ese mismo cielo ha dado forma a las techumbres, ha provocado la necesidad de crear sombra, de secar y de cubrirnos de la lluvia, y es así como nuevamente moldeamos ese techo, esa losa, aquella cubierta que se estructura de una forma específica y envuelve a la corteza, dándole cierre; es aquello que miramos y experimentamos, es lo que muchas veces nos envuelve nuevamente con una materialidad acorde a lo que buscamos para el sitio donde nos encontramos, aquellas cubiertas le han dado identidad a los pueblos y ciudades, nos recuerdan y quedan en el imaginario colectivo; de nuevo los tejados de Tapalpa en Jalisco heredados de la península ibérica, no son los mismos que las cubiertas planas del desierto de Baja California o las bóvedas mediterráneas de las islas griegas, mucho menos las mansardas francesas para la nieve.

Manuel Cervantes diseño
La construcción del diseño, Manuel Cervantes

Con estos tres imaginarios (subsuelo, corteza y cielo), diseñamos la arquitectura apoyados en una metodología pragmática que da forma a los edificios creando espacios que muchas veces no son más que el resultado de un proceso constructivo; el diseño estructural y material son la atmósfera final del proyecto, de ahí la importancia de la construcción en nuestro proceso, sin ser constructores, la inspiración viene de ese momento, de aquel efímero instante que sucede en la obra cuando los procesos se descubren como exponentes, cuando las partes del todo lucen como elementos; para mí no hay momento más sublime que el del encofrado de un concreto, esa ocasión que se convierte en oportunidad, la metodología y proceso de cada contratista en la obra; son esos gestos que en mi mente deben permanecer, no de forma pasajera sino definitiva.

La construcción es de suma importancia para entender nuestro interés, en ella se ve el rigor de nuestro trabajo, el pragmatismo de nuestras decisiones y sobre todo la honestidad de materiales y sistemas, se ha de poner atención a las fotografías del proceso, tanto más que al del resultado, ya que es ahí donde no podemos mentir, no son radiografías sino una instantánea del proyecto inicial y final, son la prueba de que diseñamos para construir sin la necesidad de maquillar posteriormente, la necesidad de ser efectivos al pensar las cosas, buscando que los proyectos se definan solos en el proceso de construcción sin la necesidad de protegerlos o justificarlos; estas fotografías revelan también la intensión de ser auténticos y quizás contradecir la pereza de aquellos quienes revisten sus malas decisiones, buscando lucir y no ser, son prueba de la esencia del “para qué o por qué” de las cosas en nuestros proyectos.

De echar ojo a estas fotografías, queda la anécdota personal, ver que en mí, sigue vivo el niño que escalaba montañas de arena y grava, que apilaba piezas de madera o ensamblaba bloques de plástico construyendo eso que era un juego, visualizar que sigue la ingenuidad de trabajar con lo que observo, mirar que sigo moldeando con lo que puedo dibujar en la libreta, trabajando aún con la ilusión de ver realizado lo proyectado.

Si quieres conocer de manera más extensa la trayectoria profesional de Manuel Cervantes te recomendamos la monografía TC 150. Manuel Cervantes Estudio. Arquitectura 2011-2021. En ella encontrarás una recopilación de 16 proyectos donde se muestra lo mejor de la trayectoria del arquitecto.

Autor

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Marina Cantó

Arquitecta | Editora de contenidos