La entrevista al arquitecto Carlos Lamela, cofundador de Lamela Arquitectos, realizada por Concha Esteban y recogida en la monografía TC Cuadernos 160, aborda las claves del éxito, la evolución y la identidad innovadora del estudio a lo largo de 70 años de trayectoria.
Desde la fundación del estudio en los años 60 y sus contribuciones pioneras en la arquitectura española, hasta su expansión internacional y su constante adaptación a los desafíos contemporáneos, Lamela destaca la importancia de la innovación, el compromiso con la calidad y la sostenibilidad, y la habilidad para responder a las necesidades cambiantes del entorno y de los usuarios.
Asimismo, se discuten las influencias y aprendizajes derivados de proyectos icónicos, tales como la Terminal T4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas, y el papel fundamental de la rehabilitación en la evolución urbana.
La innovación es una de las señas de identidad de Estudio Lamela. ¿Podrías hacer un breve recorrido sobre la importancia de ésta a lo largo de su historia?
Entendemos la innovación como superación de límites o de aspectos y dificultades impuestos. Mi padre, a comienzos de los años 60, tuvo que crear una empresa de hormigones preamasados y otra de prefabricados de hormigón porque estas prácticas constructivas aún no existían en España. Hoy día, con el gran desarrollo de la industrialización en la construcción, los arquitectos innovan a través de sus diseños, a los que la industria da respuesta.
No se trata de innovar por innovar, sino de responder a los nuevos retos de todo tipo que se plantean en el ejercicio de la Arquitectura y la construcción. El hecho de que Estudio Lamela pasase de ser un estudio unipersonal a un equipo multidisciplinar de profesionales con varias áreas especializadas —un esquema completamente inusual en España en los años 60— ha marcado nuestra trayectoria. Siempre hemos tenido conciencia de que la arquitectura es una disciplina compleja, cada vez más, que requiere de conocimientos específicos en los que los especialistas aportan un enorme valor añadido: paisajismo, iluminación, todo tipo de ingenierías, etc.
Estudio Lamela siempre innovó, con sus propuestas urbanísticas de manzanas multiusos con varios niveles de circulación peatonal —Conjunto Galaxia, La Nogalera—, con la arquitectura suspendida, con edificios residenciales en altura, edificios de oficina paisaje, etc. Posteriormente, hemos contribuido al concepto de Campus —la sede de Airbus, en Getafe—, a un nuevo modelo de comercio-exposición-eventos, con el “showroom” Roca Gallery, etc.

¿Cómo se ha logrado la continuidad de Estudio Lamela a lo largo de 70 años?
Para un Estudio de Arquitectura, cumplir setenta años en un buen posicionamiento profesional no es fácil. Primeramente, hay que conseguir una estabilidad económica y profesional que, lógicamente, con todos los condicionantes sociopolíticos de España en las últimas siete décadas, es complicado. De la España de principios de los cincuenta, que es cuando finalizó mi padre sus estudios de Arquitectura, a la España actual, ha transcurrido “un mundo”.
Mantenerse en la cúspide de la profesión implica ofrecer cada día una gran calidad en el servicio como práctica profesional, además del compromiso de mantener un nivel de excelencia en la Arquitectura producida, algo que no es nada fácil de conseguir, sobre todo en un medio profesional tan exigente, donde “no se perdona una”.
Estar siempre al día, en cuanto a técnica, información, prestaciones, condiciones y calidad del lugar de trabajo, cualificación de los profesionales, equipo, etc., es un objetivo difícil de cumplir, pero cuando existe una completa comunión entre todos los integrantes del equipo y la dirección, el paso de los años no es determinante.
Podríamos poner el ejemplo de un Club de fútbol, el Real Madrid, y ver su evolución en los últimos setenta años… el Estadio es diferente, los jugadores son diferentes, el público es otro, pero la camiseta —y el prestigio y la fuerza que da ésta— es la misma a lo largo de los años, y es lo que hace que permanezca la esencia del Club, que es lo que nunca puede desaparecer.
¿Cuáles son los elementos de partida de los proyectos de Estudio Lamela?
El más importante es el análisis del condicionante principal, que puede ser muy sencillo o complejo. Por ejemplo, en una terminal aérea buscamos pasar de la complejidad funcional inherente a ésta, a lograr un edificio de comprensión sencilla para los usuarios. Esta fue una de las claves en el proyecto de la T4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas, donde los diferentes flujos de viajeros y equipajes se organizaron con recorridos claros, lineales y con la luz como referencia.
¿Qué le ha aportado a Estudio Lamela construir edificios en el extranjero?
Durante las primeras décadas de vida del Estudio el ámbito geográfico natural fue España, pero pronto —a mediados de los años setenta, durante la primera crisis del petróleo—, para salvar el bache económico en nuestro país mi padre decidió probar fortuna fuera e intentar “hacer las Américas”. Le acompañé en el primer viaje, en 1978, cuando yo era aún un joven estudiante de tercero de arquitectura y con sólo veinte años.
Se tardó tiempo en conseguir algún encargo concreto, pero finalmente se construyó un edificio importante en Miami. Para mi padre, haber llegado a proyectar y construir una obra destacada en EEUU, fue una gran ilusión… de hecho, siempre me decía que si de estudiante le hubiesen dicho que acabaría realizando un edificio en esta gran nación, no se lo hubiese creído.
Luego, el paso de los años hizo que el mundo se empequeñeciese y, con el cambio de siglo, apostamos decididamente por trabajar fuera de España. Era también una época en la que las grandes constructoras españolas estaban iniciando su desarrollo internacional. Llegó la oportunidad en Varsovia, con su importante terminal aérea, luego se abrieron oficinas en muchos lugares de cuatro continentes, en China, Golfo Pérsico, África, Brasil, México, Bélgica, Países Bajos, etc.
La internacionalización del Estudio era algo natural e inevitable, que nos proporcionó una mentalidad mucho más segura y abierta, y nos convencimos de que estábamos en condiciones de competir con los mejores estudios del mundo en cualquier lugar. Y así ha sido.

¿Cómo se incorpora la sostenibilidad en la obra de Estudio Lamela?
Los edificios bioclimáticos o sostenibles han existido siempre. Un buen edificio debe ser sostenible. Estudio Lamela siempre concibió sus edificios teniendo en cuenta su inserción en el medio, su eficiencia en cuanto a la captación de luz, la reducción del consumo energético mediante su propia volumetría, y utilizando los materiales más idóneos disponibles en cada momento.
En la actualidad se ha avanzado mucho en la reducción de emisiones de CO2 y reducción del consumo energético, gracias a instalaciones y técnicas cada vez más eficientes. Pero esto no se consigue sólo con instalaciones, sino que se trata de una estrategia global que arranca con la propia forma del edificio y su envolvente (fachadas y cubierta).
¿En qué ha cambiado la concepción de las viviendas actuales respecto a las de los inicios de Estudio Lamela?
Quizá la Arquitectura residencial es la tipología que menos ha evolucionado en los últimos setenta años. En los años sesenta, ya se proyectaban y construían viviendas muy bien distribuidas. En los veinte años anteriores, desde nuestra Guerra Civil, todo había cambiado mucho, y los arquitectos españoles lograron realizar unas distribuciones de viviendas realmente buenas. Eran otros programas, con más dormitorios y menos cuartos de baño, con cocinas independientes y cerradas, pero con una esencia similar, incluso yo diría que proyectadas con más oficio y, en algunas cuestiones, con mejores resoluciones que en la actualidad.
Sin duda, la evolución ha sido muchísimo mayor en otros ámbitos. Imaginemos lo que eran las terminales aéreas en aquellos años, unos chalecitos; o los estadios deportivos donde la mayoría del público estaba de pie; o los edificios de oficinas, que no eran tales, salvo en complejos administrativos públicos como puedan ser los Nuevos Ministerios de Madrid. Las empresas y compañías de entonces tenían sus sedes en edificios de viviendas adaptados.

¿Qué papel juega la rehabilitación de edificios en la evolución de las ciudades? ¿Qué ha aportado Estudio Lamela con sus rehabilitaciones?
Supone encontrar el equilibrio entre preservar la identidad de la ciudad y de los propios edificios y aportar mejoras como la eficiencia energética, la adaptación para nuevos usos, y a veces una nueva imagen, con la incorporación de nuevas técnicas. Todos estos aspectos contribuyen a la propia evolución urbana y de la sociedad.
¿Cómo se ha conseguido ese equilibrio en las últimas obras del Estudio?
Rehabilitar sin duda es muy gratificante pero complejo, porque es necesario mucho respeto y rigor al afrontar un proyecto de este tipo. Efectivamente, se trata de lograr un gran equilibrio entre respetar y revalorizar una obra u obras preexistentes y darle vida adaptándola a una función que no fue la prevista en su idea original.
Creo que el caso del Complejo Canalejas es paradigmático, pues se ha logrado un proyecto muy exitoso partiendo de unos edificios cuyo interés era diverso, pero que gozaban de una esencia común, su integración en la ciudad de Madrid y en su trama urbana. La rehabilitación conjunta ha supuesto una metamorfosis que se ha extendido también al espacio público.

¿Cómo afronta Estudio Lamela la realización de edificios que son grandes infraestructuras, como aeropuertos, estadios y hospitales?
La oportunidad de desarrollarlos ha aumentado nuestro conocimiento de complejos procesos constructivos que sin duda tienen influencia en posteriores diseños.
Pienso por ejemplo en la dificultad de ejecución de las ampliaciones del Bernabéu manteniendo su funcionamiento durante la obra, lo que también hemos hecho en las ampliaciones de aeropuertos como el de Varsovia o Gran Canaria.
Por otra parte, en edificios de gran tamaño y muy diáfanos, donde la estructura es determinante, hacemos un gran esfuerzo en el planteamiento de ésta. Además, podemos trabajar simultáneamente con la gran escala y otra más pequeña, interviniendo en cada detalle cuando nos es posible.
La Terminal T4 del Aeropuerto de Madrid-Barajas realizada junto al equipo de Richard Rogers es uno de sus proyectos más valorados y premiados. ¿Ha servido de modelo inspirador para las terminales posteriormente diseñadas por Estudio Lamela?
Sin duda. Fue mucho más que ganar el Premio Gordo de la lotería haber podido realizar la T4, en compañía de nuestros admirados amigos de RRP. Para nuestro Estudio, por supuesto supuso un “antes y un después”, pero también para la arquitectura aeroportuaria en general. Es un ejemplo que se ha convertido en un modelo a seguir, y su esquema y valores se han reproducido ya en muchos otros edificios aeroportuarios. Desde luego, cada nuevo proyecto de una Terminal es un mundo, por los diferentes criterios económicos, medioambientales, de localización, etc., pero las sinergias muchas veces son comunes. No es lo mismo Madrid que Gran Canaria, Ámsterdam o Tijuana, pero hay unos invariantes que permanecen, y estos ya forman parte de nuestro ADN.
¿Crees que los edificios de oficinas son los que actualmente tienen el simbolismo que históricamente tuvieron las sedes bancarias?
En efecto, los edificios de oficinas se diseñan con gran flexibilidad de los espacios de trabajo, junto a otras áreas complementarias de recreo, pero, además, las fachadas y a veces la forma del edificio, ofrecen una imagen distintiva, como ocurre en la sede de John Deere, de las oficinas para Ebrosa, o el Contact Center de Querétaro.

