En el reciente libro «Óscar Miguel Ares. Arquitectura 2013-2023«, una monografía que repasa la trayectoria del arquitecto español en la última década, encontramos este texto firmado por Anna y Eugeni Bach.
Bajo el título «Encuentros afortunados», los autores analizan la estrecha relación que existe entre la personalidad de Óscar Miguel Ares y su obra arquitectónica.
A través de un recorrido por algunos de sus proyectos más emblemáticos, como la Residencia de Mayores en Aldeamayor, las Piscinas de Castromonte o la Residencia de Valladolid, Anna y Eugeni Bach ponen en valor cualidades fundamentales del trabajo de Óscar como la generosidad, el respeto por el contexto, el cuidado por el usuario final y la capacidad para crear nuevos espacios públicos que enriquecen la vida de la comunidad.
Más allá del análisis arquitectónico, el artículo cobra un carácter muy personal al describir la amistad forjada entre los autores y Óscar Miguel Ares durante los dos años que compartieron dirigiendo la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Una experiencia que les permitió confirmar esa conexión tan especial entre el arquitecto y su obra.
Indice de contenidos
Encuentros afortunados
Hay arquitectos que proyectan como son.
Esta afirmación, que podría parecer evidente, es necesario recordarla de vez en cuando porque no es una situación tan habitual como cabría suponer.
En una profesión donde los límites entre la vida y la arquitectura son extremadamente difusos, es lógico pensar que el carácter y la naturaleza de uno se traslada directamente a la manera de proyectar. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, vemos todavía con estupor, como esa concordancia es muchas veces lejana, o incluso inexistente.
Todavía recordamos la primera vez que nos dimos cuenta de esta disociación. En nuestro último año en la universidad, el profesor de proyectos había organizado un ciclo de conferencias con gente interesante del mundo del arte y la arquitectura.
Uno de los invitados era, en aquel entonces, una joven promesa del cine español que había recientemente realizado un par de películas que a todos, público y crítica, nos fascinaban. Sus obras tenían tensión, precisión, giros inesperados, ritmo,… hacían pensar que detrás había una persona con esas características, pero la conferencia fue todo lo contrario y nos mostró a un personaje con pocos intereses fuera del cine, de difícil conversación, lenta y apagada…
Desde entonces, cada vez que descubrimos una obra que nos interesa, sentimos la necesidad de conocer a su autor, con la esperanza de que obra y persona encajen.
El caso de Óscar es, en este sentido, muy reconfortante.
Se trata de un caso especial para nosotros porque aunque conocíamos bien su obra antes que a él, no ha sido hasta entablar una buena amistad que hemos visitado su trabajo y lo hemos conocido en profundidad, reafirmando, en cada visita, que en este caso, autor y obra andan por los mismos senderos.
Residencia de mayores en Aldeamayor
En la Residencia de mayores en Aldeamayor, el proyecto empieza con un acto de protección y de cuidado; un recinto establece unas condiciones amables, cálidas y domésticas frente al entorno duro y árido del paisaje castellano.
Se trata de un proyecto de una profunda generosidad y esfuerzo para inventar una nueva tipología en un campo, el de las residencias para gente mayor, donde el mercado establece unas reglas muy difíciles de torcer.
El interior, plácido y a la vez complejo, ofrece espacios de relación, rincones, lugares de vecindad propios de un profundo respeto por nuestros mayores.

Piscinas de Castromonte
Las piscinas de Castromonte ahondan en esa personalidad; se trata de un proyecto que, de nuevo, da mucho más de lo que se le pide.
Si en el caso anterior, la propuesta buscaba esa relación con el contexto a través del contraste, en Castromonte esa dualidad se da en la elección material: piedra del lugar (del propio solar) y “aspas” tumbadas a modo de cubierta ligera que nos remite a los molinos que zumbean en el horizonte.
Y esta decisión atenta a lo que le rodea, y en apariencia tan simple, brinda, como por arte de magia, un recinto que es mucho más que unas piscinas; un nuevo centro de la villa de Castromonte, una plaza mayor donde realizar festejos, ciclos de cine al aire libre, o donde encontrarse a charlar bajo la sombra.
En definitiva, un acto de generosidad para conseguir lo que Charles Moore definía como un “lugar”, algo que parece tan fácil y que, en cambio, va mucho más allá de lo estrictamente espacial y material.

Oscar Miguel Ares. Piscinas Castromonte. Fotografía: Ana Amado
Residencia de mayores en Valladolid
El caso de la Residencia de mayores en Valladolid nos ofrece unas conclusiones similares.
Visitamos el proyecto estando en obras (ha sido terminado muy recientemente), pero ya entonces se vislumbraba de nuevo esa voluntad de respeto por el contexto y de cuidado por los residentes. La planta demuestra un esfuerzo, ya característico en la obra de Óscar, por buscar alternativas que ofrezcan complejidad y cobijo, lugares de relación y de domesticidad, mientras que la fachada responde hábilmente al parque que lo rodea.

Oscar Miguel Ares. Residencia Mieses. Fotografía: Ana Amado
Cada obra visitada reafirma un discurso argumental que traza la personalidad tanto de la obra como del autor, de manera que se establece un corpus construido sólido y bien fundamentado.
Vida y obra se entremezclan en sus proyectos, que nos transmiten el respeto por la arquitectura de aquellos a quien Óscar llama “sus maestros”: Bonet, Sert, Torres Clavé… y la arquitectura del GATEPAC, que tan bien conoce y que fue motivo de su tesis doctoral.
Durante los dos últimos años hemos tenido el placer de dirigir conjuntamente la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. Ha sido un periodo de una relación intensa y diaria que ha devenido en una fuerte amistad.
Durante estos dos años hemos hablado a diario de la Bienal, de los proyectos en marcha, de los fracasos, de las alegrías, de la familia, de los amigos, de la vida… Una relación muy intensa que nos ha permitido confirmar las características que encontramos en sus obras: generosidad, cuidado, esfuerzo, humildad,…
Dos años de Bienal que nos legan muchas alegrías; la mayor de todas, un encuentro afortunado. Y es que, por suerte para todos, hay arquitectos que proyectan como son.
Anna y Eugeni Bach