Texto publicado en el volumen nº 1 de la colección ART – Arquitectura, Ciudad, Fotografía
Colgados en una de las paredes del que fue su estudio, podemos encontrar enmarcados dos dibujos y el breve texto escrito en italiano (todo en mayúsculas) que se reproduce abajo. Este breve escrito recoge algunas de las reflexiones sobres las que Livio Vacchini volvía una y otra vez, y que solía expresar a modo de aforismos. En concreto recoge la relación entre dibujo, pensamiento y realidad construida. Y no es casual que esté acompañado por dos de los dibujos sintéticos que tanto le gustaban[1].
Existe una sugerente relación entre los dibujos de Livio Vacchini y las (buenas) fotografías de sus obras. Esta relación transciende la existente entre la arquitectura y los dibujos o las fotografías por separado. Es un tipo de relación que no puede ser casual y que remite a la esencia de la manera de trabajar de Vacchini.
Para Livio Vacchini la apariencia es un factor irrelevante a la hora de concebir sus proyectos. La imagen, fugaz por naturaleza, pertenece al universo del deseo y la imaginación. Es la recreación de la realidad a través de elementos imaginarios fundados en una intuición o visión del artista que debe ser descifrada.
La arquitectura de Vacchini recorre caminos antagónicos a la intuición. No da pie a la interpretación ni a lo personal. Se aleja del placer y de lo inmediato, y por el contario apunta hacia lo Bello, entendido como categoría del espíritu. Así como en la búsqueda de la imagen prevalece una cierta subjetivad, la búsqueda de lo Bello apunta a la razón y a la atemporalidad, entendiendo la historia como un presente eterno. Livio Vacchini construía con el pensamiento formas hermosamente concebidas pero a la vez visualmente bellas y equilibradas que satisfacen nuestros sentidos a la par que nuestro entendimiento.
“L’architettura è questione mentale. È unità tra il pensare e il fare, tra istinto e ragione. È necessario non farsi sedurre dalle emozioni e dalle impressioni. Per questo ho imparato a non progettare più usando la matita o esprimendomi con gli schizzi.”[2]
Si la arquitectura es una cuestión mental el proceso de representación no trata de anticipar la imagen sino de capturar la esencia. El dibujo no remite al momento o al proceso sino que trata de capturar el absoluto. El dibujo es representación platónica de la obra o, como dice Roberto Masiero, Vacchini consigue “depotenziare il potere evocativo e sedutivo del disegno per cercare ciò che lo precede. (…) I disegni di Vachini sono il modo d’essere delle sue architetture”[3].
Por eso sus dibujos son esquemas, ideogramas, la síntesis máxima de lo que la arquitectura aspira a ser una vez construida. Y como la arquitectura de Livio Vacchini es pura construcción entendida como lógica del hacer, el resultado del objeto construido refleja y transmite esa esencia en toda su intensidad. Así mismo, esta propiedad del objeto arquitectónico se refleja de manera intensa en la captura que del mismo hace la fotografía.
Explica también Masiero que “per comprenderé le architetture di Livio Vacchini è suficiente anche una sola fotografía a dimostrazione che il suo intento era quello di raggiungere l’unità dell’opera, la sua assoluta evidenza e unità nella struttura e con la luce”[4].
Llama la atención cómo las fotografías de un mismo edificio de Vacchini (independientemente del fotógrafo que la ha realizado y de su particular mirada) poseen una sorprendente similitud. La fotografía es la captura de una mirada subjetiva, de una imagen, congelada en el tiempo y por lo tanto contiene una gran carga de subjetividad. No obstante parece como si los edificios de Livio Vacchini impusieran a quienes se aproximan a ellos una manera de ser mirados.
Una (buena) fotografía de la obra de Livio Vacchini alcanza con gran facilidad ese mismo carácter de síntesis platónica del objeto fotografiado, y por ese motivo dibujos y fotografías adquieren ese carácter común de esencia, previa o posterior, de lo construido.
Surge la duda de si en este caso la arquitectura adquiere el rol del objeto ideal cuyas sombras previa y posterior son el dibujo y la fotografía o, por el contrario, si la realidad construida (como en Platón) es solamente la sombra mundana de una esencia pensada por la razón de Livio Vacchini y que alcanza su culmen de re-presentación previamente en el dibujo y a posteriori en la imagen congelada eternamente en el tiempo. De acuerdo a las palabras de Vacchini que abren este texto debemos dar por buena la primera opción, pero la segunda posibilidad no deja de ser turbadora y tentadora.
En los proyectos de Vacchini la forma permanece, como construcción a la vez lógica y visual. Hemos elegido para contar todo esto dos edificios separados en el tiempo y vinculados entre sí por la función. Son dos edificios en los que además se presenta de la manera más intensa posible esa relación entre estructura, espacio y luz que construye la esencia de la obra de Vacchini. Pensamos que estudiarlos en paralelo permite poner ante los ojos del lector el análisis necesario, observar las variaciones de la técnica y la permanencia de la arquitectura, tal y como Livio Vacchini siempre decía.
Clara Mejía Vallejo y Ricardo Merí de la Maza
Transcripción de la imgen:
Un’opera architettonica si rializza in due tempi diversi: il disegno e la concretizzazione. Fra questi due momenti distinti c’è il nulla.
Il disegno appartiene al mondo del calcolo, della speculazione pura, il disegno è intenzione. Disegnare significa mettere in condizione la natura di fare le cose.
Nessuno è in grado di immaginare lo spazio così come si presenterà a realizzazione conclusa, nemmeno colui che l’ha concepito capta molte volte che la realtà è vistosamente diversa da ciò che un’attenta lettura dei disegni lasciava supporre.
Da un lato vi sono i limiti della tecnica di rappresentazione e del pensiero umano, con le sue scarse possibilità di immaginare, da un altro lato il miracolo del fare e della non misurabilità del mondo che ci circonda.
Livio Vacchini
Locarno, 17 maggio 1994[5]
Créditos de las imágenes: Georg Aerni, Alberto Flammer, Alo Zanetta, René Rötheli y Ricardo Merí de la Maza
[1] Los tres objetos enmarcados han sido producidos en el ordenador e impresos posteriormente.
[2] VACCHINI, Livio, Capolavori, Torino, Umberto Allemandi & C., 2007. (La arquitectura es una cuestión mental. Es unidad entre pensar y hacer, entre instinto y razón. Es necesario no dejarse seducir por las emociones y las impresiones. Por eso que aprendí a no proyectar más usando un lápiz o expresándome con los bocetos.)
[3] MASIERO, Roberto. Nel – il +. Livio Vacchini Disegni 1964-2007. Melfi, Libria, 2013. (debilitar el poder evocador y seductor del dibujo para buscar lo que le precede. (…) Los dibujos de Vachini son la forma de ser de su arquitectura.)
[4] ídem. (para entender la arquitectura de Livio Vacchini, es suficiente incluso una sola fotografía para demostrar que su intención era alcanzar la unidad de la obra, su absoluta evidencia y unidad en la estructura y con la luz.)
[5] VACCHINI, Livio. Texto impreso en letras mayúsculas enmarcado y colgado en la pared del estudio. (“Una obra arquitectónica se realiza en dos tiempos diferentes: el dibujo y la concreción. Entre estos dos momentos distintos no hay nada. El dibujo pertenece al mundo del cálculo, de la especulación pura, el dibujo es intención. Dibujar significa poner condiciones a la naturaleza de hacer las cosas. Nadie está en condiciones de imaginar el espacio así como se presentará con la realización está acabada, ni siquiera aquel que la ha concebido capta muchas veces que la realidad es vistosamente distinta de aquello que una atenta lectura de los dibujos dejaba suponer. Por un lado están los límites de la técnica de representación y del pensamiento humano, con sus pocas posibilidades de imaginar, por otro lado el milagro del hacer y de la no mensurabilidad del mundo que lo circunda.”)




