La Mola Hotel and Conference Centre Hotel y Centro de Formación
3,00 €
Impuestos incluidos
b720 Fermín Vázquez Arquitectos
Localización: Terrassa, Barcelona
Fecha: 2004 - 2008
El complejo hotelero y centro de convenciones de La Mola se emplaza en un solar adyacente al Parque de Sant Llorenç de Munt y al nuevo Club de Golf del Prat, en Terrassa (Barcelona). La intervención dispone un amplio programa formado por 186 habitaciones con infraestructuras y servicios complementarios de restauración, salas para reuniones y convenciones, auditorios, espacios polivalentes y prestaciones asociadas a la salud y el bienestar. Minimizar el impacto del proyecto y disponer tan amplio programa en un contexto blando y altamente sensibilizado por la huella del Club de Golf fue uno de los objetivos irrenunciables que se fijaron desde el principio.
La masa total fragmenta su programa en cuatro unidades prismáticas con el fi n de respetar el entorno natural, mitigar el impacto visual y controlar la implantación. Los tres pabellones destinados a alojamiento y centro de convenciones se comunican mediante un cuarto volumen semienterrado que –situado en una posición central– comparte áreas comunes y enlaza con los diferentes núcleos de comunicación.
Esta pieza central alberga también los espacios destinados a restauración y descanso. Su fachada acristalada se protege con un parasol de chapas de acero corten, que evocan la textura del paisaje arbolado y se convierte en el punto referencial de la intervención. Una gran plaza arbolada establece la continuidad de los espacios interiores con el exterior, mientras que la mayoría de los árboles centenarios del lugar mantienen su ubicación y, en el menor de los casos, se transplantan. Dos de los tres volúmenes emergentes albergan las habitaciones dispuestas longitudinalmente a ambos lados de un pasillo central. Las orientadas a sur disponen de un balcón abierto a las visuales del entorno y están dotadas de un sistema de protección solar formado por correderas móviles de chapa perforada, cuya tonalidad se nutre de la gama cromática del paisaje.
De esta manera, el color se convierte en mecanismo contextualizador que, lejos de intentar camuflar, propone una emulación artificial sobre un soporte no natural en intencionada correlación con la naturaleza del bosque y la artificial naturaleza del campo de golf. Desde el interior, el contexto se percibe a través de un velo ondulante, casi inmaterial, que lo atenúa suavemente al tiempo que filtra el 70% de la radiación solar. Las abundantes superficies acristaladas de las fachadas permiten el máximo aprovechamiento de la luz natural y el soleamiento en invierno, mientras que en verano el ajuste y la movilidad del velo metálico perforado evitan el sobrecalentamiento interior de las estancias. En un tercer volumen se alojan el edificio de convenciones, diversos auditorios, salas polivalentes y múltiples espacios de reunión en torno a un espacio central de comunicación directamente conectado con el exterior en planta baja y que proyecta sus actividades al aire libre. En los demás elementos constructivos, el uso predominante del hormigón visto en combinación con cerramientos de madera de pino y las cubiertas ajardinadas refuerza la unidad del conjunto y le confiere un carácter sereno y armónico en relación con su entorno.
Esta pieza central alberga también los espacios destinados a restauración y descanso. Su fachada acristalada se protege con un parasol de chapas de acero corten, que evocan la textura del paisaje arbolado y se convierte en el punto referencial de la intervención. Una gran plaza arbolada establece la continuidad de los espacios interiores con el exterior, mientras que la mayoría de los árboles centenarios del lugar mantienen su ubicación y, en el menor de los casos, se transplantan. Dos de los tres volúmenes emergentes albergan las habitaciones dispuestas longitudinalmente a ambos lados de un pasillo central. Las orientadas a sur disponen de un balcón abierto a las visuales del entorno y están dotadas de un sistema de protección solar formado por correderas móviles de chapa perforada, cuya tonalidad se nutre de la gama cromática del paisaje.
De esta manera, el color se convierte en mecanismo contextualizador que, lejos de intentar camuflar, propone una emulación artificial sobre un soporte no natural en intencionada correlación con la naturaleza del bosque y la artificial naturaleza del campo de golf. Desde el interior, el contexto se percibe a través de un velo ondulante, casi inmaterial, que lo atenúa suavemente al tiempo que filtra el 70% de la radiación solar. Las abundantes superficies acristaladas de las fachadas permiten el máximo aprovechamiento de la luz natural y el soleamiento en invierno, mientras que en verano el ajuste y la movilidad del velo metálico perforado evitan el sobrecalentamiento interior de las estancias. En un tercer volumen se alojan el edificio de convenciones, diversos auditorios, salas polivalentes y múltiples espacios de reunión en torno a un espacio central de comunicación directamente conectado con el exterior en planta baja y que proyecta sus actividades al aire libre. En los demás elementos constructivos, el uso predominante del hormigón visto en combinación con cerramientos de madera de pino y las cubiertas ajardinadas refuerza la unidad del conjunto y le confiere un carácter sereno y armónico en relación con su entorno.
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