Casa en Montedor

Tal como ya había acontecido hace más de diez años y en una localización relativamente próxima, también esta es una casa que quiere ver el mar… Pero la historia no puede, ni debe, repetirse. Esta casa ya no quiere expresarse como una enorme “ventana” que encuadra la inmensidad del paisaje. Por el contrario, pretende fijar “partes” de ese paisaje, convirtiendo cada una de ellas en el “paisaje” propio de cada compartimento.

Se trata, ahora, no de querer afirmar la amplitud de un horizonte, sino de marcar una distancia, para que así se pueda definir una escala.

En este enfrentamiento imposible la casa debe remitirse casi exclusivamente a su “localización”, eliminando cualquier gesto más pintoresco, para que su presencia se haga tan “natural” como los viejos muros de granito que delimitan el terreno.

Tal como antes, y sin que la historia se repita, se quiere que todo el resto sea simple y directo, de hecho como siempre aconteció con las arquitecturas que han venido construyendo estos lugares. Porque esta es una casa que quiere, apenas y sólo, ver el mar. 

Maia, Agosto de 2007.