Colegio de Infantil y Primaria “La Almazara”. San Vicente del Raspeig

La parcela, de perímetro irregular, se encuentra situada en el punto de contacto entre el ensanche urbano de la población y una barriada periférica anterior. La Avenida de la Libertad conecta en línea recta la fachada principal con la plaza del Ayuntamiento, en el centro del casco urbano. El acceso se sitúa en el cruce de esta avenida con la ronda perimetral, que en este punto se separa del edificio con un pequeño parque. El entorno próximo lo forman viviendas unifamiliares en hilera, junto a las fachadas del edificio en la Avenida y la Ronda; en el lado de la barriada preexistente, el linde lo forma la medianera con los patios de vivienda de una trama urbana tradicional, de pequeña escala. Las aulas se agrupan a un lado y otro del acceso, alineadas en una crujía continua que sigue el perímetro quebrado de la parte más regular de la parcela. Los espacios docentes se orientan al Sur y al Este, y las circulaciones se resuelven en espacios abiertos, aprovechando la bondad del clima, protegidos del sol por celosías de hormigón. Al cruzar la valla perimetral se accede a un espacio previo desde el que se abren los recorridos diferenciados de infantil y primaria. En el área de infantil se ofrece la doble posibilidad de acceso al vestíbulo o al patio de recreo, y en primaria el acceso conduce hasta el vestíbulo principal, vinculado en doble altura a las aulas comunes y específicas.

A cada lado del vestíbulo se organizan nueve aulas, sobre el porche en el caso del lado orientado al este, y sobre las aulas de infantil en el caso del orientado al Sur. La crujía de administración, separada por un pequeño patio del bloque principal, conecta los vestíbulos de infantil y primaria. El bloque de edificación del comedor separa el espacio de juegos de primaria del acceso de servicios a las instalaciones, en el que se resuelve también el aparcamiento. El espacio de juegos se prolonga en el porche bajo las aulas, que a su vez enlaza visualmente con el parque urbanizado junto a la ronda. Un cierre ligero, de malla de aluminio perforado, impide el contacto entre el interior y exterior sin limitar completamente las visuales, de forma que el espacio libre del patio se prolonga en el parque.

En el caso de infantil, la relación de las aulas con el exterior se obtiene a través de espacios delimitados por los volúmenes de los aseos, y protegidos por toldos practicables que permiten controlar el soleamiento. La imagen del edificio se confía a un número reducido de materiales. El hormigón visto, en el formato de paneles de grandes dimensiones, o en el de lamas formando celosías, resuelve las fachadas de las aulas y de los espacios de circulación. A la piedra, natural o artificial, se confían pavimentos y zócalos, y a los laminados plásticos de distintos colores, las protecciones de barandillas y los acabados interiores en la separación entre aulas y corredores. Un código de colores ayudará a los más pequeños a identificar su espacio en el edificio.