José Ignacio Linazasoro nos habla de las principales claves de la arquitectura de Paredes Pedrosa haciendo un repaso de su trayectoria y de sus principales obras, publicadas en el 152 de TC Cuadernos
Indice de contenidos
Introducción
Resulta hoy difícil hablar de arquitectura española en el sentido en el que se podría llegar a hacer, con diferentes matices, de arquitectura suiza o portuguesa.
La española es variada y compleja, como la realidad misma del país, pero no cabe duda de que sus mejores ejemplos ofrecen ductilidad, así como un carácter universalista y cosmopolita.
Puede que ello se deba a esa riqueza cultural y a esa diversidad, lo cual haya dado a los mejores arquitectos españoles una capacidad de análisis y de adaptación a diferentes ambientes y culturas, sin renunciar a una mirada contemporánea. Es lo que apreciamos en los proyectos del estudio Paredes Pedrosa y lo que explica su cada vez mayor reconocimiento allende nuestras fronteras.
Presentar por eso la obra de Paredes Pedrosa es toda una satisfacción. Tuve ya la oportunidad de hacerlo hace unos cuantos años en la revista Casabella cuando estos arquitectos iniciaban su etapa de madurez, habían realizado algunas obras importantes y ya destacaban en el panorama de la arquitectura española.
En este momento el estudio se encuentra entre los más interesantes y consolidados de la arquitectura española, y no sólo entre los de su generación. Ello se debe a que se muestra también como un ejemplo de contención y acierto en la capacidad de responder a los problemas que la arquitectura tiene actualmente.
Trayectoria de Paredes Pedrosa
Llegados a este punto podríamos reflexionar a propósito de la trayectoria de Paredes Pedrosa en relación con la de otros arquitectos en los que se reconocen diferentes etapas e, incluso, poseen destellos iniciales de brillantez que luego no llegan a confirmarse a lo largo del tiempo.
En el caso de Paredes Pedrosa, trascurridos los años entre el presente y aquella publicación en Casabella, nos encontramos con todo lo contrario: una trayectoria que camina con paso firme, con continuidad y sin sobresaltos en su proceso de creciente madurez, pero siempre fiel a sus orígenes, y a sus primeros proyectos.
Como ya apuntaba en mi anterior presentación, iniciaron su trayectoria a partir de una formación y de una colaboración con José María García de Paredes, uno de los arquitectos más interesantes de las décadas centrales del siglo XX en España, aunque quizá no sea de los más reconocidos o renombrados en su momento.
La razón de este menor reconocimiento, si lo comparamos con el de algunos de sus contemporáneos, puede deberse al carácter de su obra, planteada como una arquitectura culta y serena, pero siempre ajena a los avatares y excesos de la moda o de la forma estando, por el contrario, más encaminada a adecuarse a diferentes entornos y a resolver problemas reales, sin lenguajes prefijados.
Todo ello suele llevar a un olvido de críticos e historiadores, más atentos a las novedades y al sello de autor, por principio.
Hoy en día, sin embargo, podemos reconocer que obras como la iglesia de Almendrales o el Auditorio de Granada están entre las más significativas de los años 60 y 70 en España, aunque los estilemas lingüísticos sean muy diferentes en cada uno de esos proyectos.
La arquitectura de Paredes-Pedrosa han continuado por esos mismos derroteros, sin apriorismos lingüísticos, desde una voluntad firme por adecuarse a diferentes situaciones y programas y desde un distanciamiento consciente de las modas que han ido sucediéndose, cada vez más deprisa, en los últimos años.
Características de su obra
Los proyectos de estos arquitectos madrileños hunden sus raíces en las fuentes de una modernidad consolidada, sin adjetivaciones, que recoge la herencia de los principales maestros, pero que no se adscribe, en particular a ninguno de ellos.
En ese sentido resultan difíciles de clasificar, lo que tantos críticos siempre pretenden. Sin embargo, si que se puede afirmar que se trata de una obra cuya expresividad es siempre contenida, sin excesos ni gestos innecesarios, y que por ello resuelve con naturalidad e incluso con brillantez, los programas y los problemas concretos.
Frente a la imposición de un carácter “autoral” que muchos arquitectos pretenden en sus obras, que se expresa en la repetición obsesiva de determinados códigos formales, la tendencia de Paredes-Pedrosa es a un cierto anonimato, no en el sentido de pasar desapercibidos o tender a una cierta mediocridad, sino en el de proporcionar a la arquitectura una capacidad real de incidir positivamente en el contexto por encima de todo. Esto lo consiguen con naturalidad y sin aparente esfuerzo y sin ningún rasgo de formalismo.
Podríamos afirmar que se trata de una arquitectura que confía ante todo en el oficio y no tanto en la imagen. Por eso, y como consecuencia de la atención al lugar y de la aproximación específica a cada uno de los temas que el proyecto comporta, destaca en su obra un dominio de la escala, un diseño cuidadoso de todos los elementos y una acertada concepción espacial, siempre sin excesos, lo que confiere una gran elegancia a todas sus obras.
Principales obras de Paredes Pedrosa
Un repaso por algunos de sus proyectos más recientes nos permite comprobar esas cualidades.
Biblioteca de Córdoba
La biblioteca de Córdoba, todavía en construcción, es un buen ejemplo. A través de la misma se aportan a la ciudad califal unos rasgos de modernidad sin estridencias, de manera semejante a como, en otro tiempo, lo hicieron las viviendas de Rafael de la Hoz o la Cámara de Comercio de la Hoz y García de Paredes.
El edificio se sitúa como una puerta de la ciudad para los viajeros que llegan desde la estación ferroviaria, integrándose al mismo tiempo en el parque contiguo.
De esta manera presenta dos caras: una fachada contundente, pero a la vez amable hacia la ciudad y una trasera escalonada en la que se sitúan las salas de lectura orientadas al parque.
La fachada, proyectada con una celosía de piezas metálicas prefabricadas de fundición de aluminio, presentará sin duda una imagen de modernidad tal vez semejante a la de algunos ejemplos brasileños de los años 50, de apariencia ligera pero fuerte plasticidad.
Auditorio de Lugo
El auditorio de Lugo es una pieza emblemática pero muy medida, cuya espacialidad interior, vinculada a las salas de conciertos, se abre hacia el paisaje.
De esta manera dichas salas, cuyo graderío tiene fuerte pendiente, se muestran como si de teatros griegos cubiertos se tratase.
Escuela de Gandía y Biblioteca de Ceuta
El énfasis en destacar las particularidades del lugar y de la preexistencia se refleja en otros proyectos como la escuela de Gandía o la biblioteca de Ceuta.
En la primera, la voluntad de respetar unos árboles preexistentes se expresa en la rotura de la planta cuadrada de una forma no exenta de plasticidad, pero no gratuita ni formalista, mientras que en Ceuta, las ruinas musulmanas se enmarcan en las paredes blancas de la nueva biblioteca que, en este caso, actúa como si se tratase de un gigantesco “antiquarium”.
En otros proyectos del estudio la inserción de una nueva arquitectura en un edificio preexistente se realiza buscando la armonía y la integración, pero sin cortapisas y con cierta carga de plasticidad.
Es el caso de la introducción de un nuevo pórtico de entrada y la cubrición parcial del patio en el cortijo manchego de Bodegas Real en Valdepeñas.
El diseño de este elemento parece inspirarse en el pórtico que proyectara Asplund para el Crematorio de Estocolmo, aunque aquí se presenta en una versión de geometría más libre y actualizada.
Dos casa en Oropesa
El singularísimo proyecto de Oropesa consiste en la rehabilitación de una antigua construcción adosada a un pórtico incompleto que debería de servir de conexión entre la iglesia y el castillo para adecuarla a dos nuevas viviendas.
Es una muestra de cómo desde el buen oficio y sin gestos inútiles que pretenden tantas veces “señalar la intervención”, se puede alcanzar un nivel de proyecto que permite, incluso, convertirse metafóricamente en urbano, evocando lugares lejanos pero próximos en la memoria, como algunos adarves cordobeses.
Villa La Olmeda
En la protección de la villa tardorromana de La Olmeda, famosa por sus mosaicos, Paredes Pedrosa han realizado una cubierta poco convencional en este tipo de yacimientos arqueológicos, brillante en la forma gracias a una expresividad ligera y sin alardes tecnológicos, muy diferente de otras cubriciones que parecen olvidarse de que también se trata de un problema de arquitectura.
Ni en estas obras ni en ninguna de la producción de Paredes Pedrosa se encuentran gestos estrambóticos o formalismos fuera de tono.
Por el contrario, se puede reconocer un alto grado de sensibilidad y elegancia, algo que les hace singulares en unos tiempos en los que prima la extravagancia y el formalismo. Esto último tiene consecuencias negativas para el desarrollo de nuestras ciudades, por lo que una arquitectura como la de Paredes Pedrosa, resulta paradigmática de lo que puede ser una alternativa real a la situación presente.
En ese sentido, un proyecto todavía no realizado, pero recientemente ganado por concurso, como el de la ordenación del puerto de Sanxenxo muestra en su contención su efectividad un camino posible a seguir en este tipo de intervenciones urbanas.
Por esta razón, la proyección europea que empieza a alcanzar la arquitectura de Paredes-Pedrosa resulta no sólo deseable sino, también necesaria.
Se inscribe en la esperanza de que la arquitectura contemporánea sea capaz de alcanzar una vía que trascienda a la simple proyección del ego de tantos arquitectos “stars”.
En ese sentido, cabe también señalar un alto grado de cosmopolitismo en su obra, que se manifiesta en una capacidad de adaptación a lugares diversos, a diferentes paisajes y culturas.
En el proyecto para el Pabellón de España en la Exposición Universal Dúbai 2020 encontramos una respuesta a la dificilísima reinterpretación que de la arquitectura musulmana puede hacerse desde la arquitectura contemporánea. La dificultad reside en el papel determinante que la decoración asume en la arquitectura musulmana, lo que parece en principio incompatible con la arquitectura moderna.
Sin embargo, vemos cómo en la propuesta de Paredes-Pedrosa esta dificultad parece sortearse con éxito. El tema de la celosía, tan característica de esta arquitectura, se retoma en este proyecto como argumento central, sin caer en un puro decorativismo, sino para generar una espacialidad ligera y trasparente que proporciona al pabellón un sentido de adecuación al programa y a las circunstancias climáticas del lugar.
Algo muy semejante podría decirse de su proyecto de escuela en Rabat, donde la tipología y la materialidad parecen ser los medios a través de los cuales la arquitectura parece responder al lugar, sin otro tipo de referencias más discutibles.
Conclusión
En definitiva, y a través de este recorrido por sus obras, vemos que se trata de una arquitectura, ante todo, solvente, muy propia de un entendimiento de la ciudad europea, paradigma de una ciudad ordenada y humana, que nada tiene que ver con el exceso de las nuevas metrópolis asiáticas, cuyo modelo parece también implantarse, desgraciadamente en algunos países europeos.
La arquitectura de Paredes Pedrosa se ofrece, por el contrario, también como paradigma alternativo ante otras realidades. Frente a esta opción destructora que avanza sin control en ciudades como Londres o Milán, o al conservadurismo a ultranza que demandan los cada vez más exigentes controles “del patrimonio”, empeñados en mantener sólo una imagen estereotipada de lo que fue, como en Roma, arquitecturas como la de Paredes Pedrosa representan una alternativa auténticamente contemporánea, respetuosa con el pasado pero consciente de la actualidad.