El siguiente artículo se encuentra dentro de la publicación TC 119/ 120- McCullough Mulvin Architects. 2004- 2015. Su autor, Raymund Ryan, desglosa la doble naturaleza del Long Room Hub, el Edificio de Investigaciones en Humanidades, último de los equipamientos en el sistema de bibliotecas del Trinity, del estudio irlandés McCollough Mulvin Architects.
Fábrica y Objeto: El Long Room Hub en el Trinity College
La biblioteca escolástica epitomiza, de muchas maneras, la naturaleza de la universidad. Ipso facto, el diseño de las bibliotecas de la universidad a día de hoy puede bien proporcionar un indicador para evaluar nuestras instituciones universitarias contemporáneas. La biblioteca universitaria es al tiempo cofre del tesoro (protegiendo el pasado) y motor (incubando el futuro), y al tiempo singular (un lector con su libro) y plural (la biblioteca como parada en la super-autopista de la información).
Nuestra visión tradicional de lo escolástico es tal vez aislacionista. El académico en un monástico pasado distante. Un emplazamiento religioso como una isla en un mar de problemas…como lo fue obviamente el Trinity en el pasado. En la cultura occidental, pintores como Antonello da Messina presentaron a San Jerónimo en su estudio como un solitario, con su biblioteca amueblada que es, en esencia, una forma de proto-arquitectura, la celda monástica es casi un edificio en si mismo.
En los siglos siguientes, los príncipes y las instituciones que patrocinaban se abrieron y universalizaron ese paradigma hermético. Promovieron interiores palatinos – como los fotografiados por la artista alemana, Candida Höfer – para señalar su prestigio y sofisticación. A medida que la sociedad evolucionaba, el estado en muchos casos sobrepasó a la universidad con la creación de modernas bibliotecas municipales y nacionales, grandes edificios retóricos abiertos a todos.
El Trinity College de Dublín ha evitado durante mucho tiempo entrar en este juego de representación, aunque la Biblioteca Berkeley – completada en 1967 por los arquitectos Ahrends, Burton & Koralek (ABK) – es abiertamente Moderna. De hecho fue el filosofo Anglo-austriaco, Ludwig Wittgenstein, quien comentó de la arquitectura universitaria: “la gente que construye estas casas tiene el buen gusto de saber que no tienen nada que decir”.
Niall McCullough y Valerie Mulvin están en sintonía con el recorrido de la historia arquitectónica (muchas horas pasadas tanto en la biblioteca como en la carretera) y alerta a los palimpsestos de las intervenciones, sobreposiciones, substracciones y reconversiones que otorgan su particular sentido y matiz al paisaje construido irlandés. La mayor parte de sus mejores trabajos se vinculan con edificios más antiguos. Su arquitectura tiene menos que ver con la retórica y más con la conversación.
Las inserciones en la puesta en escena ortogonal del Trinity College deben necesariamente vincularse con la textura, escala y grano del campus. El edifico de investigación en Humanidades recientemente completado por los arquitectos de McCullough Mulvin aparece, o se desliza en este contexto, con aplomo. Da una imagen substancial cuando se observa desde Front Square, desde el norte, aunque cuando se mira frontalmente, desde Fellows Square, casi desaparece.
Así pues esta ultima ampliación del extenso sistema de bibliotecas del Trinity (con una copia de cada libro publicado en Irlanda y UK) se extiende entre la Vieja Biblioteca y la Sala de Exámenes del siglo XVIII como una gruesa cortina o un telón de fondo inanimado. También puede sugerir un barco, con sus flancos erosionados por las aberturas de suelo a techo, su cubierta puntuada por prismas cúbicos que funcionan como chimeneas de luz. Tiene éxito tanto como fábrica como objeto.
Como fábrica, el nuevo edificio está revestido en un granito español que amplifica el granito de su inmediata vecindad y, de manera más general, presente en el trabajo en piedra por todo el campus. El granito es un material honorífico, y no barato, que denota longevidad e importancia. Aquí, en todo caso, su aplicación en largos paneles verticales representa modernidad, tanto en su función como piel, más que estructura, y en su abstracción geométrica.
También denominado como el Long Room Hub, el Edificio de Investigaciones en Humanidades es el último de los equipamientos en el sistema de bibliotecas del Trinity. Y uno de los más pequeños. Se presenta menos como un pabellón Racionalista (ecuánime en todas sus caras), más como un fragmento construido de materia accesorio a la gran biblioteca lineal de Thomas Burgh, a la bilioteca Berkeley al otro lado de Fellows Square y al edificio de Artes y Ciencias Sociales, igualmente de ABK, que se levanta con su sección escalonada al sur.
Cuando te aproximas a través del porche zigzagueante del Edificio de Artes descubres el Long Room Hub deslizándose a la vista como una prótesis de la estructura de ABK de 1978, comunicando a través de la escala de sus aberturas, con la Biblioteca Burgh. En contrapartida, desde el mar de adoquines de Front Square, se lee el Hub como una pantalla tensa por detrás de la Sala de Lectura de 1937 y espiándonos, a través de una fisura a la izquierda, en una esquina erosionada como una muesca, aparece la entrada.
Se asciende la escalera protegida por la esquina colgada del nuevo edificio para acceder al piano nobile, el nivel asociado en la tradición clásica con el prestigio y la expectativa. Si el exterior presenta un rostro cincelado, e incluso geológico, el interior está impregnado por la luz filtrada desde todos los lados y desde la cubierta a través de los cortes cúbicos que conectan de maneras inesperadas y diversas los niveles interiores apilados.
Resulta elegante y lúdica esta esponja estereométrica con erosiones en todas las direcciones. Suelos, paredes y techos son planos enrasados de un único material. Hormigón pulido. Vidrio (sin montantes que distraigan la vista). Piezas acústicas. Y, lo más importante, nogal aplicado en bandas a las paredes, jambas e impostas intermedias. El rico nogal marrón también surge del suelo como pequeñas islas de monolítico mobiliario.
Hay muy pocos libros. O, para ser más exactos, esta última adicción al sistema de Biliotecas del Trinity no está colmatada por interminables y pesadas estanterías de libros. En cambio se percibe como una sala VIP vertical para la mente, completada con sofás y atractivas áreas de encuentro. Si es así como los investigadores posdoctorales se comportan en nuestro mundo contemporáneo, entonces hoy San Jerónimo debe hacer deporte con su iPod, chatear globalmente, y estar pensando en Starbucks.
Los arquitectos McCullough Mulvin ya habían evocado anteriormente este moderno ambiente diagonal al otro lado de Fellows Square en el interior de la Biblioteca Ussher de 2003 (en colaboración con KMD arquitectos) con su cañón central revestido de nogal y las bandejas de lectura observando desde arriba el College Park. El Long Room Hub se percibe más como un club, un panal en el cual escribir, filtrar, discutir e interactuar. Así se comporta el mundo académico en nuestra era menos formal.
Finalmente el Long Room Hub es un objeto estructural. La vieja biblioteca se levanta sobre una arcada abierta por miedo a las crecidas. Tres siglos más tarde, el Hub no es sólo discreto en planta (su delgadez limita el espiar hacia Provost House), su construcción se fundamenta por encima de las partes enterradas del edifico de Artes de 1978 como un puente habitado con los elementos estructurales expuestos a la vista. Ingeniería y Tecnología al servicio de las Artes y las Humanidades.
Raymund Ryan